el absurdo embrutecio a los obreros olvidados por las espinas redondeadas de las esquinas de los pisos mas altos de los rascacielos profundos de las ciudades elegidas por los pintores menos vanguardistas de los años en los que el sentido común florecio en las cumbres de las cabinas mientras un servidor se alejaba a mejores derroteros. el absurdo enaltecio a las masas embrutecidas de comidas y bebidas lentas,mientras lentillas tapadas en un ojo sentian el agua sucia de las alcantarillas abiertas en los sifones,que cansados se pasaron de rosca al oir los dio-gritos del señor en camisa de tirantes.solo les salvaba el pintar las barandillas en sitios innacesibles,pero escasos de medios no lograron su objetivo pretendido asi que fumaron y fumaron ,sobre pilas y montones de papeles aprendidos de memoria.la niña gritaba por las escaleras.la niña con orejas de puntilla,crecio sobre mares y nociones erroneas,así valoro la delgadez del cuero,asi sintio que el pelo crecia tanto,que no llegaba a coger las habas de la victoria sobre la carne febril del gordo.la niña ahogada se negó a crecer y su putrefacción llego a las frutas colocadas armonicamente para hacer el bodegon cubista,pero a falta de complementarios decidio retrasar la luz y golpeo los relojes de la cinco en punto de la tarde.las lineas y planos decidieron no estar y se conviryierron en ojos colocados,eso sí,rítmicamente.así fue todo,mientras la luna al final de las perspectivas callejeras sombreaba los perfiles de los cuerpos iluminados por falsas esperanzas y pensamientos profundos.
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